La letra con sangre entra

tarjetaParece ser que hay cosas que no tienen remedio con la simple pedagogía y, al final, hay que recurrir a los métodos de siempre. Desde esta temporada es posible la amonestación con tarjeta amarilla a aquellos jugadores que «pidan» al árbitro que castigue a un compañero. Es típica la imagen del futbolista que, tras recibir una falta, hace el gesto de enseñar una ficticia tarjeta para que el colegiado de turno le imite.

Lo cierto es que siempre me ha parecido un comportamiento poco deportivo, si el fútbol de élite es un deporte (que diría Fernando Alonso), intentar perjudicar a un compañero con las artimañas que tanto se usan y que van más allá de los límites del juego, pero quizá sea excesivo castigar igual un gesto o una palabra que una patada. La disyuntiva de siempre que equipara hechos que no son similares. A lo mejor hay que inventar otro tipo de tarjeta o amonestación para casos como éste y que no se perjudique al espectáculo en sí.

Después de tanta campaña a favor del fair play al final es cierto que la letra con sangre entra y sin embargo, me pregunto cuántas de estas tajetas sacarán los colegiados, puede que no muchas.