El partido de ayer entre el Betis y el Barcelona B dejó muchas reflexiones, pero en especial una, que el conjunto que dirige Pepe Mel se confió en exceso ante un equipo cargado de ausencias, y al final se dejó remontar, y creo, que ni los jugadores del filial azulgrana se creían lo que habían hecho.
Los jugadores del Betis demostraron que tienen más experiencias que los chavales del Barcelona, hasta el punto, que el camerunés Emaná se le veía sobrado ante sus rivales, intentando cosas espectaculares como tacones y marcharse de cuatro jugadores, eso sí, lo hacía con el marcador a su favor tras otro gol de Rubén Castro, que sigue soñando con ganar su segundo pichichi. Además, el encuentro se le puso más de cara a los béticos cuando Roversio, cogía un balón suelto dentro del área y marcaba el 2-0.
En ese momento parecía que el encuentro estaba sentenciado, pero Nolito, que estuvo muy bien, aunque algo chupón en algunas jugadas, recortó distancia, ahí se vio el nerviosismo de Pepe Mel y los suyos, hasta el punto de perder tiempo, pero nadie se podía pensar que un balón suelto dentro del área iba a servir para que Oriol Romeu metiera la pierna, deslizándose por el suelo, y batiera a un Goitia, que no supo a que salía.
El empate a dos permite que el Betis no se escape en la clasificación general, y es que los de Pepe Mel llevan rumbo a primera división, y no está mal que de vez en cuando se acerquen a la tierra, aunque dudo que este se le escape el ascenso.
