El Celta de Vigo volvía a su estadio con la moral por las nubes, ya que la semana anterior había dado un golpe de efecto al ganar en el Molinón, además de volver a soñar con el ascenso, pero todo esto se ha quedado en una anécdota después del partido que ha realizado hoy ante el Racing de Ferrol, que semana tras semana demuestra que este año tiene un gran equipo y que no debería pasar problemas para mantenerse, e incluso soñar con algo más.
El primer tiempo entre los dos equipos se mostró que era un derbi, y es que los dos equipos se tenían mucho respeto y encima parecían que no querían marcar el gol, ni siquiera acercarse al área rival, en definitiva fue un primer tiempo aburrido donde el Celta intentó adelantarse en el marcador, y es que tenía el balón porque se lo cedió el Racing de Ferrol, pero no tuvieron ninguna oportunidad de gol.
Tras el descanso, López Caro echó una charla a sus jugadores y estos salieron al campo con más ganas, y fruto de la presión que realizaron llegó el primer gol tras un centro perfecto de George Lucas, que semana tras semana está demostrando que la lesión sufrida el año pasado está más que olvidada, rematado por el chipriota Okkas, un perfecto cabezazo que nada pudo hacer Queco Piña, después del gol el Celta tenía que haber tenido más el balón, pero no se si fue por la reacción del Racing de Ferrol o por el conformismo del gol, ya que parecía que el partido se lo iba a llevar el equipo que marcase el gol, pero el balón se lo quedó el equipo visitante, y tan solo nueve minutos después Pinto tuvo que sacar la mano para enviar el balón a corner, pero la mala suerte se cebó con el portero porque fue en esa jugada a balón parado donde Chaparnet empató el partido, gracias a un fallo defensiva, ya que remató completamente solo.
Después del empate el Celta se tiró a por el gol de la victoria, y a partir de ese momento el conjunto visitante jugó como más le gusta al contragolpe, pero esta vez no tuvo sus frutos y al final repartimiento de puntos, que deja al equipo de López Caro con la sensación de haber perdido una oportunidad para acercarse a los tres primeros.