Recurriendo a viejas técnicas ya casi olvidadas el presidente del Xerez, Joaquín Morales, decidió encerrarse en el Ayuntamiento desde ayer y hasta que el consistorio jerezano haga efectivo el pago de 2 millones prometidos en concepto de subvención. Tampoco es así exactamente porque también saldrá el domingo para el partido contra la Ponferradina si antes no se resuelven los problemas.
Hay que entender su posición, cómo no, pero también la de una institución municipal que tiene 350 millones de euros de deuda y que, sin embargo, se ha comprometido a cumplir con lo pactado, por la anterior dirección municipal cabe decir, cuando sea posible tal y como ha dicho la alcaldesa Pilar Sánchez.
Lo que no es de recibo ni debería tolerarse es que el presidente del club pierda el norte y no afronte su responsabilidad. ¿Todo el club depende exclusivamente de esa subvención?, ¿dónde está el dinero que el propio Morales se obligó a aportar si no llegaban esos fondos en lo que parece fue un ataque de demagogia barata?, ¿se ha encerrado él antes de que lo hagan sus jugadores, como decía anoche José Ramón de la Morena?.
La ley de Sociedades Anónimas Deportivas fue y ha sido un desastre porque trasplantó del ámbito mercantil lo que dificilmente puede aplicarse a clubes de fútbol con pocos fondos y en bancarrota permanente. Y fue un error creerse que se podía profesionalizar algo tan caduco como la dirección de las instituciones deportivas cuando quedan en manos de gente poco capacitada. Pero quien compra una sociedad ya sabe a lo que se enfrenta o es un irresponsable.
Pese a la tendencia a apoyar gestos de este tipo, la afición debe sopesar si se necesita un presidente cuando quien debe acarrear con los gastos es toda la ciudad a través del municipio. ¿Cuántos de nosotros podríamos encerrarnos para que nos arreglaran la economía?. Esperemos que todo se solucione por el bien del equipo y de la ciudad que ya han pasado lo suyo.