José María Movilla Cubero es uno de los jugadores que tienen una historia especial, porque pasó de ser basurero a debutar en primera división con el Malaga en la temporada 1999-2000, cuando tenía veinticinco años, por eso se decía que le había venido tarde la fama, a pesar de eso consiguió jugar otra temporada más en el equipo andaluz y después dar el salto al Atlético de Madrid, en el que vistió tres años la camiseta rojiblanca para irse al Zaragoza, zamarreta que vistió cuatro años para irse al último equipo, que es el Murcia, donde ha vivido sus peores momentos, porque después de jugar veintiseis partidos la temporada pasada este año sufrió una depresión que le impedía jugar.
Después de cinco meses fuera de los terrenos de juego, por culpa de una depresión, aunque no se sabe si Javier Clemente estaba metido en esa enfermedad, Movilla ha encontrado el final del túnel y ha vuelto a los entrenamientos, ahora espera jugar algunos minutos, pero para eso tiene que conseguir la confianza del míster de Barakaldo.
Anímicamente recuperándome y también extrañado de estar aquí porque no pensaba que iba a volver a entrenar con el Murcia y me iba a tocar ir a Santiago El Mayor. Extrañado por entrenar con el primer equipo.He jugado muchos años en la elite y creo que cuando estás ahí arriba no te das cuenta realmente de lo que es la vida y en estas situaciones malas poca gente se te pega. ¿Quién me ha fallado? Mucha gente que se lo diré en la cara. Eso me lo quedo yo y hablaré con ellos cuando tenga que hablar
¿Después de todo lo que ha pasado va a ser capaz de perdonar?
Eso lo va a tener de dictaminar la persona encargada de ello. No soy quien para decir si el club ha obrado bien o no. Sé lo que he sentido durante este tiempo y no se lo deseo a nadie. Sigo a base de medicaciones pero ahora toca intentar salir. Mi niño me ha echado un cable porque me quiere seguir viendo de futbolista.
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