El desbloqueo del convenio urbanístico que permitirá la construcción de un centro deportivo, al estilo Arena para 12.000 espectadores, más un espacio de ocio junto al estadio José Zorrilla, supone un primer peldaño del largo camino que el club pucelano debe recorrer para lograr su salvación.
En la actualidad, la fuerte deuda que arrastra la institución le convierten en un muerto del que nadie quiere ocuparse, ni sus propios dueños. Éstos siempre han manifestado su voluntad de vender al mejor postor para librarse de un negocio envenenado tras la desaparición, por diferentes motivos, de los promotores de la operación. Por otra parte, en la ciudad nunca se ha visto con buenos ojos la presencia de los actuales propietarios, una amalgama de sociedades de inversión cuyos puntales fueron Saralegui y Nacho Lewin, por lo que una vez puesto en valor el club existirá vía libre para la posible solución deseada por los aficionados y que podría materializarse en forma de grupo de empresarios vinculados a la ciudad.
Y quién sabe si no veremos a Fernando Martín, el efímero ex-presidente del Real Madrid, comandándola como ya se llegó a rumorear. Nuevos tiempos para una institución al borde del abismo.
