Quizá estas prácticas empezaron o se pusieron de manifiesto cuando la directiva del Barcelona apartó a varios jugadores de la plantilla (Dani y Bonano, por ejemplo) y les obligó a entrenar en solitario separándoles del resto de la plantilla como castigo o medida para forzar su salida. Los dirigentes barcelonistas reconocieron después que no habían estado acertados y que no volverían a asumir este tipo de actitudes.
¿Por qué entonces cae el Ciudad de Murcia en este mismo error con Edu Serrano, mayor si cabe una vez demostrado que no sirve de nada?, ¿no hay otra manera de llegar a un acuerdo que poner en práctica usos que podemos calificar, con generosidad, de dudosos? Concretamente, el jugador entrena en solitario, en un campo de tierra y grabado en vídeo por un empleado del club. Y todo, para intentar desesperar y forzar la marcha de un jugador que tiene contrato hasta 2010 y una ficha anual de unos 180.000 euros.
Este tipo de acciones están cada vez más en el punto de mira de las autoridades laborales que suele velar, con buen criterio, no sólo por las percepciones económicas del trabajador sino también por la integridad de su puesto de trabajo. Por ello es posible que, en última instancia, el jugador-trabajador tenga más cartas a su favor que el club. Siempre es preferible llegar a un entendimiento y si esto no es posible, asumir lo firmado pero nunca llegar a situaciones extremas. ¿De parte de quién cree la directiva que preside Quique Pina que se pondrán los compañeros de Edu?
