Partidazo para el domingo por la noche entre dos equipos que entraron al campo de forma diferente, y es que el conjunto local fue al partido desde el primer momento, porque desde el primer segundo del campo se puso a presionar al equipo malagueño, y sobretodo a sus jugadores creadores como Antonio Hidalgo, que siempre tenía a Pere Martí encima de él.
La presión que hacía el Elche servía para tener el balón a sus jugadores, Coelho intentaba dominar el tiempo de juego, aunque le faltaba algo de profundidad, porque las oportunidades no llegaba, y esa profundidad llegó a través de la banda derecha y Fajardo, que consiguió aprovechar un balón de oro cedido por el gigantón Miguel que la bajó con el pecho y el uruguayo lo aprovechó para abrir el marcador, a partir de ese momento el Elche siguió atacando intentando sentenciar el partido antes del descanso, pero al final se quedó ahí.
En el segundo tiempo entró Salva al campo, y ahí la afición franjiverde se esperaba lo peor, pero ese sufrimiento se acabó a los tres minutos de la reanudación cuando Miguel, que lleva tres goles en dos partidos, aprovechó a la perfección un pase de Williams y marcó por bajo a Goitia, en ese momento la alegría estalló, mientras Muñiz miraba el banquillo para ver que cambios podía hacer, para intentar remontar el partido, pero encima los locales seguían atacando, incluso llegaron a reclamar un penalti sobre Miguel, pero el árbitro no se quiso meter en más jaleos y le dijo que se levantara.
El Málaga no tenía muchas ideas para llegar arriba, de hecho solo intentaba colgar balones para Salva y un Peragón que no tuvo mucha suerte en su regreso a la ciudad ilicitana, al final queda la anécdota de la ovación que se llevó el último fichaje franjiverde, ya que Víctor salió a falta de diez minutos por Gomis, aunque no pudo demostrar nada la afición se volcó con el jugador.
Por último decir que es una pena ver un estadio como el del Elche estar tan vacio, ya que solo hubieron 6.829 personas, y es que el día del club no ha ayudado a ver las gradas llenas ante un partido que podía ser perfectamente de primera.