Cuando un jugador debuta con un equipo desea que todo sea perfecto, que si es defensa pase desapercibido, su equipo no encaje goles, el mismo pensamiento tiene el portero, el deseo cambia cuando se habla de un centrocampista o un delantero, puesto que en ese momento llega las ganas de marcar gol, y eso le pasó a Griezmann que tuvo el debut soñado.
Jugaba la Real Sociedad y el Huesca, el marcador iba empate a 0 y la pelota la cogió al borde del área un francés que apenas tiene 18 años, no dudó se la colocó para su derecha y soltó un derechazo que nada pudo hacer el portero, las gradas de Anoeta se levantaron para ovacionar a este chaval que tuvo el debut soñado como titular, además se ha convertido en la esperanza para conseguir el ascenso, aunque esto como siempre es algo exagerado por la prensa, lo que está claro que la afición donostiarra tienen a un jugador para mimar muchos años.