Ahora mismo ser un jugador de la plantilla del Rayo Vallecano es un arma de doble filo, porque por un lado te encuentras en el equipo que va líder de la categoría, encima está en racha y parece que no tenga techo, pero por otro estás en un club que no pagan, que tienen una deuda muy grande, y parece que no que se vaya acabar nunca. El club rayista debe cerca de 49 millones de euros, entre fichas de jugadores, hacienda y seguridad social, y eso es un lastre muy grande para alguien que quiere comprar el club, hasta el punto que a los jugadores se le debe un año y medio de salario.
La situación ha llegado a un extremo, que hay componentes de la plantilla rayista que han tenido que volver a casa con sus padres y no pueden sacar el coche del taller, entre otras cosas porque nunca han tenido una ficha alta y no han podido ahorrar dinero.
Los jugadores piensan en encerrarse en el estadio de Vallecas, e incluso han meditado no presentarse al próximo partido de liga ante el Valladolid, un acto que le saldría muy caro al equipo y a la afición, puesto que no sólo perderían el encuentro por 3-0, sino que le quitarían tres puntos más, perdiendo el colchón de ventaja que tienen sobre equipos como el Elche o el Celta de Vigo.