Después de empatar el partido del derbi de la semana pasada, la afición de Las Palmas tenía mucha ilusión en el partido de ayer, pero en vez de irse muy contentos del campo, vieron como lo de la semana anterior fue un auténtico espejismo, ya que no solo perdió el partido ante un equipo que llevaba varios meses sin ganar fuera de casa, ya que el último partido fue en Mendizorroza el 8 de abril, sino que fue la mala sensación que dejó el equipo y sobretodo la endeblez defensiva que es un escollo que tienen que mejorar y mucho.
La afición tenía ganas de que su equipo ganara el partido y por eso doce mil personas fueron a apoyar a su equipo, pero este no respondió como todo el mundo se esperaba, ya que soñaban con los tres puntos pero la debilidad defensiva fue clave, y eso que salieron desde el primer minuto a por el partido, aunque las primeras intervenciones fueron de Nacho González que estuvo sensacional, pero no era el día de Trashorras, que tuvo varias oportunidades para abrir la lata y no lo consiguió, al final de los cuarenta y cinco minutos el resultado reflejaba un empate a 0.
En la reanudación el partido se volvió más que loco, porque el conjunto canario buscó el gol a la desesperada, y se olvidó de lo más importante, que era defender su portería, y eso lo aprovechó Jové para marcar el primer gol a placer, aunque el golpe no fue definitivo porque a los pocos minutos Juanma empataría el partido y ponía todas las espadas por lo alto, pero en ese momento salió la figura de Quique Martín, que saca la experiencia en los mejores momentos, y anotó un gol de pillería, ya que realizó un centro chut que nada pudo hacer Nacho González para detenerlo.
Encima de tener el marcador en contra las desgracias se le acumularon cuando Fukuda tuvo que abandonar el encuentro por lesión, y es que el delantero apareció en el minuto cincuenta y ocho de partido y quince después tuvo que abandonarlo al volverse a lesionar, así que ya se sabe «en perro flaco todos son pulgas».