La gran segunda vuelta que hizo el Salamanca de Juan Ignacio Martínez era digno de admirar, además hizo que muchos equipos se fijara en el técnico, pero el problema estaba en la clausula de rescisión que tenía el entrenador y el equipo charro.
El técnico decidió abandonar el club alegando motivos personales, parecía que tenía problemas familiares y no podía seguir entrenando, pero lejos de eso quería romper el contrato con el Salamanca para fichar por el Albacete, se ve que el proyecto le apetecía más, aunque se pensaba que se podía librar de la sanción de los 120.000 €, y ahora mismo el juzgado ha dado la razón a los charros.
Está claro que la cara que tuvo que poner Juan José Pascual, presidente del club, cuando se enteró que Juan Ignacio fichaba por el Albacete tendría que ser de desilución, puesto que toda la ruptura de contrato fue un pacto de caballeros y no se esperaba la traición.