Estamos en fechas propicias para que empiecen a sonar los nombres de los tan deseados refuerzos del parón navideño, refuerzos que, por otro lado, tan poco suelen aportar en la mayoría de los casos. Y la cancion del mercado de invierno lógicamente aparece con más fuerza en los que lo están pasando mal, que no ven solución en lo que tienen y buscan más allá. Es el caso del Elche (penúltimo con ocho puntos), al que curiosamente, se le asocia el fichaje del portero onubense Luque.
Y decimos «curiosamente» porque no es ni mucho menos la portería lo que más está fallando en la escuadra ilicitana, que actualmente ocupa como titular el guardameta internacional argentino Wilfredo Caballero, criado en Boca y que llegó a ser conocido como «el arquero del futuro». Como suplente está Bouchard, ex del Racing de Ferrol que aún no ha debutado, y las actuaciones de «Willy» están siendo más que aceptables, salvando reproches puntuales como el primer gol que recibió en El Ejido y que supuso el inicio de la derrota (2-1).
Y cuando Luis García sigue haciendo equilibrismo en el banquillo, en la medular no terminan de arrancar ni Manolo Pérez, ni Katxorro, ni Alfredo (aunque éste con dos goles en las últimas dos jornadas), sigue sin haber bandas y el gol queda a expensas del continuo acierto de Gastón Casas y la lucha de Peragón, resulta que uno de los primeros refuerzos que suena para el equipo franjiiverde es… un portero. ¿Alguien lo entiende?
No estamos diciendo que Luque no sea un grandísimo portero para esta categoría, que lo es, pero algo nos dice (y esto ya es una opinión muy personal) que llevar a Willy al banquillo (ya se pasó una temporada fuera del Elche por atender la enfermedad de su hija en Argentina) podría tener consecuencias peligrosas en el vestuario.
Y hasta aquí puedo leer…