Afortunadamente y tal como deseábamos ayer, el Elche-Hércules (2-0, Miguel y Trotta) fue básicamente una fiesta, donde unos colores y un sentimiento salieron victoriosos, igual que otras tardes salen otros. Un «10» para los 14.000 aficionados franjiverdes y 2.000 herculanos que no dejaron de animar a los suyos.
Un «0» para los cuatro descerebrados de siempre que aprovechan la excusa del fútbol para soltar sus complejos, y otro suspenso para la televisión que pagamos todos los valencianos y a la que sólo le interesa destacar en su «resumen» del partido algunas imágenes de incidentes entre aficionados.