Si algo se puede afirmar ya en la cuarta jornada de liga es que el Málaga de Marcos Alonso no le pilla el ritmo a la División de Plata. La media conseguida en las primeras jornadas (6 de 9) matemáticamente era de ascenso, pero lo más preocupante era que, tal y como se ha confirmado con la derrota de hoy ante el Numancia (1-2), el juego malaguista debe mejorar mucho todavía.
A golpes de suerte no se pueden ganar todos los partidos, y no es por casualidad que todos coloquen al recién descendido Málaga como gallito de la categoría. A un equipo que cuenta con jugadores como Arnau, Jesule, Sandro, Calleja, Couñago o Salva, no se le puede exigir menos. Pero esta categoría, como ninguna otra, entiende más de dinámicas y mentalidades que de plantillas, y hoy los de Goikoetxea han cumplido sus promesas, reafirmando las buenas sensaciones que dejaron la semana pasada tras remontarle un 1-2 al Elche.
Los nervios no cundieron tras perder en Albacete, ¿y ahora?